En tiempos antiguos, no existían fuentes de luz artificial, y era difícil para las personas juzgar con precisión la longitud de sus uñas en la oscuridad. Cortar y desechar las uñas era un desafío, y los trozos de uñas cortadas se consideraban poco higiénicos al dispersarse por la casa. Además, las personas tenían menos comodidades y debían cortarse las uñas con objetos afilados, lo que a menudo resultaba en lesiones en condiciones de poca luz. Buscar ayuda médica por la noche también era complicado, por lo que las personas evitaban cortarse las uñas por la noche.